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Dándole vueltas a lo mismo
Hay días en los que definitivamente la cabeza no nos da para más… pero para más de un mismo pensamiento o una serie de pensamientos, todos ellos relacionados con el mismo tema. Puede que hayas tenido una situación desagradable en el trabajo, un problema con el jefe, una discusión con la pareja o alguien importante en tu vida; quizá alguna situación económica que no sabes cómo resolver. En fin, podría ser interminable la lista de las cosas que quieres ver solucionadas al momento porque de lo contrario nos generan mal estar. Podemos estar día y noche ensimismados en eso, dándole vuelta de una u otra forma al asunto buscando respuestas, explicaciones y recreando una y otra vez la historia de lo sucedido. A este pensamiento que no deja de darnos vueltas en la cabeza se le conoce en psicología como “Pensamiento rumiante”. Rumiar es eso, insistir e insistir en nuestra mente sobre un pensamiento (negativo) de manera obsesiva sin darle un descanso.
¿Te ha ocurrido alguna vez que repites en tu mente el mismo pensamiento pero desde diferente perspectiva? Los expertos que realizan estudios sobre la cantidad y calidad de nuestros pensamientos indican que tenemos entre 60 y 70 mil pensamientos por día, y el 90% de éstos generalmente son los mismos del día de ayer. Imagínate si a esto sumamos que se acaba de presentar una situación nueva que nos hace tener pensamientos negativos. La atención entonces se va hacia esa situación que vivimos y no nos gusta.
¿Qué problema puede causar que esté pensando en lo mismo? Generalmente esto ocurre inconscientemente; es decir, no nos damos cuenta que de una u otra forma estamos volviendo al mismo pensamiento, pero cuando nos prestamos atención, cuando nos “cachamos”, entonces identificamos que ahí estamos otra vez. Si no nos ponemos atención, si estamos más en el exterior, entonces el cuerpo se encargara de avisarnos.
Resulta que el pensamiento rumiante (al ser negativo y crear malestar) no lo vemos, ni lo reconocemos pero internamente el cerebro envía señales al cuerpo a través del sistema nervioso, por lo que siempre hay una estrecha comunicación entre lo que pienso y cómo me siento. El pensamiento rumiante genera un exceso de cortisona en el cuerpo como respuesta al estrés que aún no identificamos, pero se vive. El cuerpo humano no está diseñado para soportar periodos prolongados de estrés, por lo que inmediatamente comienza a buscar en sus mecanismos de defensa como controlar esa situación.
Si no podemos detectar y controlar los pensamientos rumiantes, el estrés se mantendrá de forma continúa aumentando cada vez más, y lamentablemente estas son algunas de las consecuencias:
- Estamos más irritables, nos enojamos con quien podamos y la tolerancia no es precisamente nuestra mayor fortaleza en ese momento.
- Hay desmotivación para hacer las cosas, la mente está ocupada en una situación y no hay cabida para hacer algo diferente.
- El exceso de estrés comenzará a poner en alerta al cuerpo obligándole a salir de su estado de equilibrio. Como un tablero de control se activan sensores de presión, dolor de cabeza, dolor en alguna parte del cuerpo, cansancio o malestar general.
- Altos grados de estrés pueden terminan en ansiedad y por supuesto depresión.
Puede que ya se esté viviendo alguna situación de ansiedad y depresión que desconozcas, por lo que el pensamiento rumiante solo agudizará los síntomas.
«Donde ponemos nuestra atención, ahí está nuestra energía»
¿Qué podemos hacer para detener o controlar estos pensamientos?
No estoy sugiriendo que no pensemos en lo que nos está ocurriendo, al final necesitamos reflexionar lo sucedido porque así podremos ver las posibles alternativas de solución. El pensamiento rumiante es enfermizo porque ya no estamos pensando en la situación para resolverla, estamos sólo recreando la historia una y otra vez de modo que está consumiendo nuestra energía. ¿Tiene solución el problema? Si la respuesta es sí, porqué preocuparse demasiado. Si la respuesta es no, también porque preocuparse demasiado.
Si nos damos cuenta que estamos pensando en alguna situación sin llegar a una solución, entonces hemos caído en un pensamiento rumiante.
Me gustaría sugerir algunas cosas que puedes hacer para detener o controlar este tipo de pensamientos:
- Estar en el presente. Sí, pensar demasiado en algo que nos afecta es irnos al pasado o al futuro y genera miedo o ansiedad. Simplemente con poner atención al lugar donde te encuentras y el día que es puede ayudarte a estar en el momento presente.
- Realiza algún ejercicio o meditación. Cuando sentimos algo en el cuerpo, por ejemplo «nervios» en el estómago, adormecimiento de los brazos o el movimiento continuo de una pierna, es señal de ansiedad. Activar la energía en el cuerpo ayuda a evitar que se estanque en un lugar, por eso correr, caminar o una meditación que invite al movimiento (como las de respiración) es ideal.
- Reúnete con amigos o familiares. Sé que en ocasiones es necesario estar solo para reflexionar sobre el tema y encontrar solución, pero si ya detectaste que estas cayendo en un pensamiento rumiante y no llegas a una solución, entonces no está ayudando estar aislado, por el contrario, da pauta a que continúes en lo mismo.
- Platica sobre el tema. Seguramente hay alguna persona en quien podemos confiar, que sin juzgarnos nos escuchará. Quizá platicarlo puede ayudar a desbloquear la mente y encontrar la solución o simplemente el hablarlo con alguien de confianza ya es sanador porque se descarga la tensión.
- Busca redes de apoyo. Es importante que sepas que eres muy importante para alguien o muchas personas y puede que hayan vivido algo similar que te brinde orientación. Aprende a pedir apoyo, no lo sabes todo y esto no te hace menos valioso ni vulnerable. Las redes de apoyo son una fuente importante de ayuda en momentos de mayor crisis.
Ante todo esto para que sientas el beneficio necesitas que la atención de tus pensamientos cambie hacia cosas que te agrade hacer. No te pongas a leer un libro si nunca lees, te vas a aburrir y regresaras al mismo pensamiento. Has actividades que te gusten, que disfrutes, entonces tu mente estará atenta a ese momento y te permitirá liberarte del pensamiento. Quizá no lo haga de forma definitiva, pero te ayudará a que el estrés no sea constante, a dar tiempo para desbloquear la mente y poder darte el espacio para encontrar una solución que esté en tus manos.
Con cariño…
Sandy Dueñas